Consulta: ¿reforma o enmienda?

Fuente: Hidalgo Andrade, Gabriel. "Consulta: ¿reforma o enmienda?". En: Diario La Hora, Ecuador, 2011-1-30.

La semana anterior empezaba con un anuncio que ha sacudido el tablero político: la iniciativa oficialista de convocar a una consulta popular. En esta columna problematizaré los entornos del anuncio:

1. La principal preocupación es el manejo de los términos de la consulta. Generar una consulta en la línea de alterar la estructura institucional del Estado abre la puerta a cualquier gobierno posterior para que convoque a otra consulta que provoque un nuevo estado de cosas con la excusa de la enmienda.


2. La consulta popular, el referendo y la revocatoria del mandato son mecanismos de democracia directa. Su instrumentalización por la vía gubernamental disminuye la capacidad ciudadana de entrar a regular materias de política pública. En otros países los tres recursos son activados por la vía popular -y no por el régimen- que es lo que quiere hacer creer el gobierno.



3. Con el cambio de figura de reforma por enmienda el oficialismo desvía la atención del alcance material de la consulta. Una enmienda no puede ser convocada para alterar la estructura fundamental de la constitución o el carácter y elementos constitutivos del Estado [CPE, 2008: Art. 441]. Ni mucho menos puede ser convocada sobre cuestiones de trascendental importancia para el país a criterios del presidente de la República, porque ese es un precepto derogado por sustitución y vigente hasta el 2007 [CPE, 1998: Art. 104.2].

4. La anunciada reestructuración de la justicia es un golpe desestructurante de la constitución vigente y de este estado que se organiza en la lógica de la separación de poderes. Una intromisión del Ejecutivo en el Judicial es una alteración de esta estructura porque elimina al órgano administrativo de la judicatura por otro elegido ad-hoc [CPE, 2008: Art. 179].

5. Se confirma la naturaleza electoralista del partido oficialista. Su existencia y vigencia se fundan en la necesidad de convocar a elecciones cada año. El propósito es polarizar las preferencias a nivel ciudadano y generar un sector de apoyo sólido por la vía eleccionaria. El truco es ponernos a pelear.

El oficialismo tiene las de ganar. Seguramente lo hará. Ha capitalizado el poder económico, político y comunicacional. La excusa articula un discurso clientelar y populista. El presidente dice: “claro que queremos meter la mano en la justicia… Confíen en mí” (?). En la propuesta emerge un liderazgo mesiánico y personalista que pone en riesgo una solidez institucional en ciernes y la sustituye por el líder benefactor. Se separa a los “buenos de los malos”; también dice “distingamos entre la gente seria que se juega su prestigio de los demagogos”, claro él pertenece a los buenos. No nos confundamos, esta es una hábil estrategia de manipulación y generación de adhesiones.

gahidalgo@flacso.org.ec


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Sociología de una movilización

Fuente: Hidalgo Andrade, Gabriel. "Sociología de una movilización". En: Diario La Hora, Ecuador, 2011-1-2.

La movilización del jueves 30 de diciembre de 2010 en homenaje a Ruth Larrea de Ruiz marca un antes y un después en materia de participación en Loja. Las más de 5 mil personas en la Plaza de San Sebastián empujan a continuar con el debate. Por eso es preciso partir de esta experiencia para proponer nuevas reflexiones todas planteadas desde mi especulativa observación participante:

1. Pocas personas no se identificaron con las consignas de la marcha. Sin embargo, la muchedumbre que asistió y marchó representa un sector importante, pero no totalitario. Muchas personas no acudieron a la convocatoria porque saben que los asistentes incorporan idénticas demandas y por este motivo prefieren no asistir. Aun así la marcha simboliza un paso enorme en la línea de volcar las demandas ciudadanas a la plaza pública.

2. La marcha pronto generará nuevas adhesiones que deben posicionarse en el discurso político para ser procesadas en los espacios de administración pública, de lo contrario se quedará en nada. La lógica de reproducción de los debates en torno a las temáticas que inspiraron la marcha generará espacios de politicidad y nuevas formas de movilización y participación en una ciudad mayormente acomodaticia e inmovilista. Aceptémoslo.

3. Fracasó el intento (mal intencionado) de pescar a río revuelto. Muchos actores políticos y aspirantes a candidatos estuvieron interesados en hacerse llamar como “organizadores” de la marcha, pero sin éxito posible. Otros proclamaron la generación de polarización de discursos por la emergencia de la iniciativa. Ambos fenómenos no resistieron al menor debate. Las redes sociales en internet amanecieron anunciando frases de convocatoria. Después de la marcha muchos hasta postearon sus fotos posando en el evento. Lo cierto es que nada de esto convirtió esta tarima en un trampolín político. Me alegra.

3. Los principales actores políticos fueron marginados. Concedieron permisos y giraron órdenes, pero participaron sin que nadie notase su presencia. Las principales autoridades de la provincia fueron obviadas por la potente emergencia de un movimientismo vecinal organizado sin la influencia o los estímulos del poder político. El fenómeno descoloca el discurso del poder público y lo pone frente a frente con un discurso más cercano, más familiar y menos burocrático.

4. La emergencia de este movimientismo vecinal también surge por la indolencia oficinesca de los administradores públicos. Mientras la acción no sea inmediata en las esferas de poder, la respuesta será -a partir de esta la marcha- desde los espacios de recuperación de la plaza pública. El fenómeno será repetido con diferentes resultados pero con un saldo siempre a favor del interés ciudadano en lo público.

5. El efecto moralizante de la marcha generará un discurso de reconfiguración de lo social. La presencia intensiva en los medios de comunicación, y sus correspondencias en los noticieros y diarios, posicionó la idea de reacción, así como la decisión poco difundida de vendar los ojos de las estatuas de lojanos ilustres. Ambas son acciones de penetración moralizante, así como absolutamente legítimas. La última de estas jamás ha sido practicada en nuestra ciudad y su impacto encarna el desmoronamiento moral de una sociedad fundada bajo otros estímulos culturales.

gahidalgo@flacso.org.ec


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El periodismo y el periodista

Esta semana quiero hablar de un tema pendiente para mí. A propósito de la amenaza oficialista de consultar sobre temas insignificantes, quiero hacer un homenaje a los y las periodistas. He preferido esperar unos días para prescindir de los calificativos propios de esta fecha e intentar un análisis objetivo.

1. A nadie es ajeno que el espacio público es el lugar de constitución del sujeto, como individuo y como ciudadano. En este punto los actores y sus preferencias se cruzan para producir politicidades, favoritismos y desencantos.

Antaño las elites capitalizaban la escena de debate y decisión en materia de administración pública. Hoy estas mismas elites comparten y compiten por el mismo espacio con nuevos actores provenientes de una sociedad civil educada en un entorno vehiculizado por el espacio público.

2. El espacio público es capitalizado por la comunicación social. Todo acto de flujo comunicativo entre personas presupone una acción de comunicación social. La profesionalización de esta acción es el periodismo.

Los y las periodistas vehiculizan las acciones de creación, recreación y dirección de la comunicación social. Son quienes estimulan los canales del debate social y quienes posicionan los asuntos de interés público.

3. Después del colapso de los partidos políticos, un espacio importante de representatividad está centralizada en los medios de comunicación quienes han ejercido una función de legitimación y publicación de las principales demandas sociales.

En estos términos, los y las periodistas pasaron a desempeñar los espacios de representatividad de los partidos políticos caídos en desgracia.

4. La emergencia de una sociedad civil empoderada pone a temblar a cualquiera en el poder. Esta ciudadanía, cuya caja de resonancia son los medios de comunicación, es actualmente el actor político por excelencia. Sin embargo es la piedra en el zapato de este gobierno.

El intento de consultar sobre asuntos de reforma constitucional es la vía para reducir los cauces de participación ciudadana y ampliar los márgenes de decisión discrecional. Se intenta poner a contender la fuerza personalista del presidente con el diseño constitucional rígido actualmente vigente, cuya única vía de reforma es una nueva constituyente.

Está claro que la función del periodista responde al dilema de escoger entre reproducir las lógicas de dominación o de posicionar el discurso emancipador. Por eso la estrategia del oficialismo ha caminado en la línea de desplazar al periodista del debate político.

En esta época de festejos por el onomástico del periodista se debe reafirmar su tarea de creación de espacios públicos de politicidad ciudadana, donde los sujetos expresen sus preferencias políticas frente al poder, sometiendo sus personalismos y debilidades al debate de una sociedad civil potente y deliberante.

gahidalgo@flacso.org.ec


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2011: Discurso y dominación

Cita: Hidalgo Andrade, Gabriel. “2011: Discurso y dominación”, en: Diario La Hora, Ecuador, 16-I-2011.

El régimen replantea su estrategia de dominación política. En el tablero impera a sus anchas sin oposición política, sin medios de comunicación y sin sociedad civil articulada.

Con todas las instituciones estatales bajo su control y con una capacidad de desactivación de los movimientos sociales el escenario de la “revolución ciudadana” para este año se plantea de la siguiente manera:

1. La militancia de PAIS seguirá acatando su suerte inmovilista. Por esto las decisiones locales seguirán siendo tomadas desde los centros del poder. Con esta ventaja las elites centrales tienen una nueva oportunidad de re-centralizar el poder perdido con la constitución de 1998.

2. Después del levantamiento policial del 30-S el régimen se consolida alrededor de la figura personalista del presidente de la República. Antes de la revuelta se hablaba de “muerte cruzada”, hoy esto no es algo que ocupe los espacios de debate. Esta solides también se debe a la reactualización del fenómeno de oposición de hace más de una década. Tal como era antes, ahora los grupos políticos se encuentran fragmentados y dispersos disputando su parcelita local de poder.



3. El desafío del régimen es concentrar el debate público. Por esto busca penetrar en las Universidades y consolidarse en la prensa. Con las principales instituciones estatales bajo el control central, no es difícil para el oficialismo instrumentar su agenda política en todos los niveles de gobierno.

Sin embargo, lo que en realidad le intranquiliza es la capacidad de movilización social. Para esto el régimen intensificará su capacidad de penetración mediática en el discurso popular. Las clases medias serán puestas en cintura en la educación superior.

4. Bien controlada la movilización social absorberá el último reducto discursivo de la derecha: la seguridad ciudadana. Con esto logrará dos estocadas maestras: (i) penetrar en las entrañas de la derecha ecuatoriana, y atraer parte de ella; y (ii) anular la presencia electoral de un competidor que puede crecer en organización y fuerza.

5. El régimen dará un giro en su política económica. El canciller Patiño ya ha declarado que el gobierno subsidiará a los sectores exportadores en caso de que el gobierno de los EE. UU., no renovara las preferencias arancelarias del ATPDA.

Eso solo significa que el gobierno destinará parte de los recursos disponibles en uno de los sectores económicos más poderosos del país disminuyendo la capacidad de inversión y gasto social en sectores realmente necesitados.

Para iniciar el debate se debe partir sobre la indefinición ideológica de este gobierno. Por lo menos no es de izquierda. Basta hacer un estudio sociológico de las elites detrás del poder para desengañarse.

El mismo presidente no pertenece a ninguna estructura partidista que le imponga una agenda ideológica. Sin agenda es fácil virar el discurso, moderar posiciones, crear nuevas alianzas, y despedir otras; es fácil cambiar el discurso y continuar en el poder.

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Estado republicano o ¿“publicitario”?

Cita: Hidalgo Andrade, Gabriel. “Estado republicano o ¿“publicitario”?”, en: Diario La Hora, Ecuador, 19-XII-2010.

La publicidad del gobierno se dispara en diferentes focos. Hoy desde la más pequeña oficina pública hasta el más grande ministerio quiere promocionarse en todo formato comunicativo. La propaganda política genera ciertas reacciones positivas, y otras no tanto.



En principio provoca dispersión de funciones y atribuciones de los actuarios públicos, cosa que es un delito. Hoy hay una emergencia potente del estado y una sepultura de lo ciudadano. En esta vez plantearé nuevas ideas para el debate conectadas con las anteriores y problematizaré el tema de lo publicitario:

1. La construcción de un Estado nacional pasa por la necesidad de formular el flujo del poder. En términos políticos, éste poder se configura de acuerdo a la forma como este se reparte territorialmente. Para extender los alcances del poder político es preciso dilatar los dominios estatales por la vía de la obra pública.

En Ecuador la construcción y rehabilitación de las redes de comunicación terrestre tienen ese propósito. Las ciudades antes aisladas y ahora comunicadas tienden puentes de reciprocidad comercial y social que fortalece las estructuras del intercambio.

2. Configurada una línea de legitimidad marcada por la presencia territorial, el régimen avanza por el camino de la publicidad. Las funciones del gobernante se confunden con las del comunicador porque es parte de la estrategia. El gobierno ha creado con gran éxito una fuente paralela de comunicación desde las mismas empresas de información que todavía le hacen oposición.

La estocada es maestra: deslegitimar a los medios de comunicación que cada vez son menos consumidos e informar la verdad gubernamental desde estos mismos espacios.

3. Este ejercicio de comunicación es practicado en especial por los principales de las instituciones públicas. Hasta los menos importantes tienen hambre de notoriedad y hacen beneficencia con fondos públicos. Se abren los cauces para la devolución de favores políticos y para el clientelismo.

La construcción de obras civiles, las convocatorias de concursos públicos para cargos y hasta las obras de caridad y entrega de caramelitos se las hacen de esta manera. Todos aspiran a ser candidatos algún día. En la dispersión de funciones en las que vivimos por este ‘Estado publicitario’ el funcionario técnico se siente igual que el ejecutivo sin estar legitimado bajo ningún procedimiento popular.

En fin, en un entorno de promoción política permanente se genera varios comportamientos sociales simultáneamente o no: los consumidores más sensibles al marketing político tienden a reproducir la fraseología de las propagandas del régimen en sus opiniones y conversaciones; la sociedad civil tiene la falsa sensación de representación política, y la función pública logra un tercer efecto: el entumecimiento de las dinámicas de participación ciudadana.

La mayor parte de la publicidad sobre la transparencia del gobierno en procesos públicos es falsa. Estoy preparando una investigación sobre los concursos de meritos. Los resultados obtenidos hasta hoy son deprimentes.

Gahidalgo@flacso.org.ec


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El conflicto político en Ecuador

Cita: Hidalgo Andrade, Gabriel. “El conflicto político en Ecuador”, en: Diario La Hora, Ecuador, 05-XII-2010.

El “conflicto” es el culpable de cualquier cosa. Es convocado para explicar los errores del actual gobierno como de los anteriores. Lo utiliza el gobierno y lo utiliza la oposición. Lo problemático es que nosotros creemos que hacemos bien en adherirnos a uno de ambos lados, y eso es incorrecto. Intentaré proponer algunas ideas para el debate:



1. ¿Buena parte del conflicto político es generado por el estilo provocador y explosivo del presidente? No lo creo: la estrategia del régimen es: (i) generar un entorno de desplazamiento de los medios de comunicación, y (ii) articular un discurso de anulación de los partidos políticos. Esto le sirve para crear la sensación de eliminación de intermediaciones entre el poder y la sociedad civil, fortaleciendo el personalismo y debilitando el institucionalismo democrático.

2. ¡La revolución ciudadana es una revolución estructural! ¡Falso! Ni es revolución, ni es estructural. No es revolución porque la vertebración del poder fundada en inequidades es exactamente la misma del pasado; y no es estructural porque perenniza la vocación reformista de los poderes públicos en el Ecuador. Es más, el reformismo sigue siendo el eje que transversaliza la práctica política porque sigue habiendo actores políticos con poder de veto. Estos son actores que están solos en la escena y sin partido, lo que les permite operar bajo conveniencias personales.

4. ¿El discurso del oficialismo es de participación y de ciudadanización? No parece. Ecuador es un país que ha ritualizado la protesta en canales que han procesado el conflicto social durante décadas. Desde el ejercicio electoral-proselitista hasta la oposición popular en las calles han sido procesos de visibilización de grupos sociales y de presión eficaz al poder. Durante décadas los grupos de presión se reunían en las inmediaciones del Congreso, caminaban en dirección al parlamento, eran recibidos e intervenían en el pleno, lo que era televisado y difundido a todo el país. ¿Díganme si es esto no es participación y movilización? ¿Dígame si esto no es un ejercicio de presión popular? Es más la pedagogía de las campañas políticas en nuestro país cumple similar propósito: produce una comunión entre las arenas política y ciudadana; posiciona agendas, cohesiona preferencias que son discutidas y moldeadas a nivel ciudadano, lo que se constituye como un filtro social del conflicto.

Como se ve, el procesamiento del conflicto en el Ecuador no está condicionado por los focos acusados con más frecuencia. La versión oficialista o la de los medios no son las únicas. Hoy es impostergable el debate sobre la apertura de nuevos canales del procesamiento del conflicto. Sin parlamento ni partidos políticos; sin una sociedad civil autónoma y sin medios de comunicación independientes; con una movilidad social adormecida por la aplastante propaganda del oficialismo es difícil que no ocurran más experiencias como la del 30 de septiembre. Ocurrirán, y tenemos que hacer algo para evitarlo.

gahidalgo@flacso.org.ec




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